Cada año es más frecuente que en verano vivamos temperaturas más extremas, por ello recordamos la importancia de prevenir el “golpe de calor”, ya que es más difícil de detectar en las personas mayores. El centro de termorregulación se altera con el envejecimiento, lo que produce menor sensación de calor, menor percepción de sed y disminuye por lo tanto esa “necesidad de protegernos” de las temperaturas excesivas.
Las personas mayores de 65 años, en especial si padecen problemas cognitivos, sobrepeso, enfermedades crónicas, dependencia física que dificulte el cambio de vestimenta y la adaptación al entorno, o toman fármacos que lo favorezcan, tienen más riesgo de presentar deshidratación secundaria al calor. Si percibimos síntomas de la hipertermia como dolor de cabeza, ausencia de sudoración ante las altas temperaturas, sensación de boca seca y pastosa, mareo, presencia de escalofríos o piel seca y enrojecida debemos hidratarnos inmediatamente por vía oral y protegernos del sol pasando a un ambiente a la sombra y con menor temperatura.
Las olas de calor es un periodo excesivo de altas temperatura que afectan la salud de la población. Suelen provocar insolación, desmayos, deshidratación, enfermedades en la piel, quemaduras o calambres; incluso, en algunos casos las personas pueden sufrir golpes de calor.
El golpe de calor puede ocurrir si la temperatura del cuerpo alcanza los 40 °C o más. Requiere tratamiento de urgencia, de lo contrario, el cerebro, el corazón, los riñones y los músculos se dañarían rápidamente mientras más se retrase la asistencia médica, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves, incluso, la muerte
Durante las olas de calor aumenta el uso de energía eléctrica, especialmente para la refrigeración y el uso de aire acondicionado. Esta demanda que puede generar picos en el consumo de electricidad, lo que ejerce presión sobre las redes de distribución y provocar cortes de energía. Te recomendamos lo siguiente:
Ajusta la temperatura entre los 24 y 26 °C, esto proporciona un equilibrio entre la sensación de frescura y el consumo de energía.
No programes temperaturas extremadamente bajas, puede perjudicar tu salud y aumentar el consumo de electricidad. Una diferencia excesiva entre la temperatura en el exterior y el interior puede irritar e inflamar la garganta y las vías respiratorias.
Si en la habitación hay niños o bebés, considera que una temperatura agradable para un adulto puede ser una temperatura fría para ellos.
Programa la temperatura y el tiempo de funcionamiento según tus necesidades y evita tener el aire acondicionado encendido durante mucho tiempo sin necesidad.
Asegúrate de que las puertas y ventanas estén bien cerradas, esto evitará la entrada de aire caliente y la salida del aire frío, así el aire acondicionado trabajará de adecuadamente.
Dale mantenimiento al sistema de aire acondicionado, esto optimiza el rendimiento y reduce el consumo de energía. Si los síntomas que presentamos son temperatura alta tras exposición solar o ambiente muy caluroso, náuseas y vómitos que hacen no viable la hidratación oral, calambres musculares en brazos, piernas o vientre o desorientación, cuadros confusionales e incluso convulsiones o bajada del nivel de conciencia, debemos siempre acudir a Urgencias o pedir asistencia médica domiciliaria para el traslado al Hospital, ya que puede tratarse de un cuadro grave que comprometa la vida.
Insistir en un buen aporte de líquidos, aunque no se tenga la sensación de sed (evitando el consumo de bebidas alcohólicas): agua, infusiones, zumos de frutas. En los mayores con disfagia (dificultad para tragar), potenciar la hidratación con agua gelificada o utilizando espesantes. Lo ideal es tomar agua, pero si la rechazan por el espesante, podemos probar con otras bebidas que sepamos que les gustan y espesarlas (zumos, refrescos, batidos de sabores). Otra manera de hidratar, si nos cuesta, sobretodo en pacientes con deterioro cognitivo, son los helados tipo “polo”.
- Realizar comidas ligeras y bajas en sal.
- Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta. Usar sombrilla y gorro en la playa o zonas de exposición solar. Es recomendable, que fuera de este horario, tomen el sol, al menos 20’, sin protección en cara, brazos y escote para favorecer el metabolismo de la vitamina D. Fuera de ese tiempo, si la exposición va a ser mayor, sí que es recomendable usar cremas de fotoprotección alta.
- No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
- Mantener la casa fresca y ventilada.
- No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
Evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros. Estar muy vigilantes ante los mayores con problemas de movilidad o deterioro cognitivo, de tal manera que adaptemos su vestimenta a lo que necesiten en cada momento. También es importante no dejarlos expuestos al sol de manera continuada en caso de que no puedan moverse por ellos solos (silla ruedas) y es recomendable, además, el uso de sombreros, gorras y gafas de sol.
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